Hace 7 años, Rubén Clemente Leiva Bautista, vio llegar a su pequeña María Esperanza. Fue uno de los días más felices de su vida.
Los días comenzaron a transcurrir y una corazonada le indicaba que algo no marchaba bien. Los médicos recomendaron algunos examenes iniciales.
De pronto, los resultados arrojaban, lo que ninguna pareja puede esperar en la vida. La pequeña María Alejandra tenía severo cuadro; padecía de microcefalia, cardiopatía, escoriosis, cuatro síndromes raros y 8 microsíndromes. ¡Terrible!.
Fue también, el inicio de una larga batalla, para enfrentar el traumático diagnóstico.
Viajó tantas veces a Lima, sin dinero, sin hospedaje, sin alimentos diarios, hasta sin pasaje, durmiendo ambos en la intemperie.
Estuvo en el hospital Neoplásicas, la clínica Angloamericana y recientemente en el hospital San Bartolomé. Todo ello, con la ayuda de gente solidaria y muy humana. «Hay familias de buenb corazón, como la señora de recreo Don Cuy, la familia Silva de Lima y muchos otros nos ayudan» comentó.
Algunos examenes médicos, fueron enviados a Estados Unidos, para una mejor análisis.
Rubén, vive en el Centro Poblado de Maya en Carhuaz, su pequeña María Esperanza tiene siete años, no acude a un centro e educación Inicial, no habla y vive sus días con pañal descartable.
Luego de varios años de taxista, ahora entontró una oportunidad de trabajo en la Beneficencia Pública de Carhuaz, lo que le permite aliviar algunas necesidades.
Recientemente, los médicos del hospital San Bartolomé, le manifestaron que en el caso de su pequeña María, el tema resulta irreversible, por lo que, necesita calidad de vida, hasta que el destino lo permita.
Quienes deseen comunicarse con Rubén, pueden hacerlo al 917-277-625
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