No aprendemos y seguimos en lo mismo. Sucedió con César Alvarez, la cosa fue traumática con Waldo Ríos. Enrique Vargas lo repitió.
La era Zenón Ayala tampoco fue la excepción y Luis Gamarra coronó este mal ejercicio del Poder.
El gobernador regional Juan Carlos Morillo comete el mismo error de sus antecesores.
Los frecuentes cambios en sus funcionarios de confianza.
En el caso del Hospital, se cambia un director cada cuatro meses. Mal pésimamente mal..
En otros sectores, también sucede lo mismo.
Hay nuevo gobernador, pero las viejas prácticas con los mismos vicios, son recurrentes.
Estas reflexiones en voz alta, las hacemos a raíz del recientes cambio en la dirección del Hospital «VRG». Dos situaciones se registraron ahí; un maltrato al Dr. Juan herrera, quien apenas tenía tres meses y algunos días, en el cargo y fue cambiado sin conocimiento de él. No hubo el más mínimo de valor para decirle «gracias por los servicios prestados». No todo lo «cocinaron» a sus espaldas.
El ahora ex director del hospital «VRG» no hubiera tenido problema en dejar el cargo, porque era consciente que estos puestos de confianza son así, pero debió existir un mínimo de consideración. Informarle las razones de su relevo.
El otro tema, son los sobresaltos en las gestiones. Ninguna institución pública podrá avanzar, si se producen cambios con frecuencia en sus titulares. No hay estabilidad, existen retrocesos y ello le hace daño -en este caso- al Hospital «VRG».
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